Descripción
El planeta rojo. Conocido desde la antigüedad, ahora el nuevo destino favorito de la humanidad. ¿Colonizaremos Marte? ¿Podremos vivir en su escasa atmósfera y su débil campo magnético? La respuesta a estas preguntas y más, en este episodio.
Puedes consultar los guiones en nuestra página web: https://www.astropodcast.net/ Y links para otras plataformas en: https://www.astropodcast.net/enlaces/ Redes del equipo: Guionista: Alfonso Gómez https://www.instagram.com/alfonsotakles/ Locutor: Jairo Costa https://www.instagram.com/soyjairocosta/ Edición y montaje: Jorge Cambero https://www.instagram.com/karakatuchi/
Guión
Cabecera
(Audio Alfonso): ¿El episodio sale en Martes? No, muy obvio. Algo con el mar y un té… no, tampoco es buena idea.
(Fade Alfonso hasta que se le oye sólo de fondo).
Y algo con Marta? La madre de Superman y Batman era Marta. A ellos les funcionó. ¿Y lo de aterrizar en Marte? Osea, sería amartizar. Pero eso suena como amortizar, y suena como cosa de bancos, y eso es aburrido.
( Esta es vuestra parte)
-Oye Jorge, ¿tú sabes qué está haciendo Alfonso?
+Está bloqueado con el chiste del episodio, lleva dos semanas dándole vueltas.
-Pues yo creo que voy a ir grabando, y ya si eso ya… Dale caña a la intro.
(Alfonso por encima)
ESTO ES UN MARTIRIO… MARTERIO? NADA, TAMPOCO VALE
Intro
Desde que el ser humano tiene memoria, siempre ha mirado al cielo. Estrellas, planetas, constelaciones y demás movidas del inmenso, insondable, oscuro, aterrador, insultantemente largo a lo ancho y ancho a lo largo, caótico por naturaleza y nada acogedor espacio. Pero… ¿conoces el origen de sus historias? Empieza Astro.
Mitología
Hoy hablamos de Marte, el cuarto planeta de nuestro sistema solar. El planeta rojo, color del fuego y la sangre. De hecho, tanto para griegos como para los romanos este planeta representaba al dios de la violencia y la guerra. También era el dios de la masculinidad y el sexo, siempre con la lanza en la mano.
El nombre del planeta rojo se debe a los que estaban más a la izquierda, los romanos. Y, aunque se corresponde con el dios griego Ares, el culto a Marte estaba muy extendido incluso antes de que las dos culturas se conociesen. Marte era el padre de los fundadores de Roma, Rómulo y Remo, así que Marte era de cierta forma el abuelo de todos los romanos. Y los romanos querían mucho a su abuelo. ¿El mes de marzo? Un tributo a Marte. ¿El segundo día de la semana? Un tributo a Marte. ¿El símbolo masculino que ha llegado a nuestros días? El escudo y la lanza de Marte. El culto a Marte era sólo superado por el de su padre, Júpiter, señor de todos los dioses.
Este respeto contrastaba bastante con el Ares griego. Mientras que el Martes romano representaba la fuerza militar que garantiza la paz, el Ares griego representaba la violencia sin sentido y la brutalidad de la guerra. Mientras que el Marte romano era la deidad a la que se consagraban las elecciones democráticas de la época, el Ares griego sólo luchaba en guerras que traían miseria.
De hecho la mayoría de los mitos de Ares que han llegado a nuestra época sólo hablan de sus derrotas. Es amante de Afrodita, pero Hefesto les descubre, les atrapa con una red, y los exhibe como trofeos para que todos se rían de él. Un par de gigantes le atrapan, le tienen encerrado durante 13 meses, y tienen que salvarle Hermes y Atenea. En la guerra de Troya se compromete a luchar para ambos bandos a la vez, y pierde ante el campeón de su madre Hera. Humillado por la derrota, vuelve al Olimpo a curarse sus heridas. Y mientras está con las vendas, llega su padre Zeus a decirle que es un llorón, que todo el mundo le odia, y que vaya decepción de hijo que es.
La identificación de Marte como dios de la guerra no es exclusiva de las culturas clásicas. Para los babilonios, el planeta era un presagio de mala fortuna, de destrucción y guerra. Para los hindúes, el planeta rojo recibía el nombre de Mangala, y también era un dios de la guerra y la agresión. Sorprendentemente, también es lo que da el nombre al martes hindú, el mangalavara. Sin embargo, no tiene mucha mitología asociada, así que su relevancia termina ahí.
Y esa es la tónica general en otras culturas, de hecho. Los mayas sabían de la existencia de Marte y calcularon su órbita, pero simplemente consideraban que representaba una bestia en el cielo. Para los astrónomos de la antigua China también era un mal presagio, pero como otro de tantos que podría hallarse en el cielo. La verdadera relevancia de marte en la cultura vendría en los dos últimos siglos, especialmente tras el descubrimiento de los llamados “canales de marte”.
Marte como planeta
En 1877, un astrónomo italiano detectó una serie de líneas rectas en la superficie marciana. Para referirse a estas líneas, se utilizaba la palabra “canal”, en el sentido de por ejemplo un canal de irrigación. Múltiples astrónomos vieron el mismo tipo de estructura,por lo que decididamente debía haber algo ahí. Pero cuando comparaban los dibujos de sus observaciones, rara vez coincidían en la topología ¿Algo los estaba moviendo? ¿Habíamos encontrado vida en Marte?
La respuesta es que sabíamos tan poco de Marte que no éramos capaces ni de identificar qué estábamos mirando. Los astrónomos pensaban que Marte tenía una atmósfera y temperatura media parecida a la terrestre, así que las zonas oscuras tenían que ser zonas húmedas. Los avances en la ciencia demostraron que Marte no tiene ni atmósfera ni temperatura suficiente para que haya agua líquida en su superficie, pues la temperatura máxima registrada en el planeta es de 20 grados celsius, mientras que la media ronda los -46 grados. En su lugar, esos “canales” que se movían eran el efecto de imperfecciones en la lente y el deseo de descubrir algo en Marte.
A día de hoy, sabemos que Marte es el segundo planeta más chico del sistema solar, sólo por detrás de Mercurio. Como ya os comentamos en un episodio anterior, Plutón no se considera un planeta. Su radio es aproximadamente el doble del de La Luna y la mitad del de la Tierra, de unos 3 mil cuatrocientos kilómetros. Y su masa es sólo la de 10 lunas, por lo que la fuerza de la gravedad en Marte es aproximadamente una tercera parte de la terrestre. Aún así, tiene dos lunas, Fobos y Deimos, llamadas así en honor al miedo y terror que acompañan al dios de la guerra. No son muy grandes, pues no tienen más de 20 kilómetros de diámetro.
Asociada a esta baja gravedad hay una atmósfera tenue con una gran cantidad de dióxido de carbono. Encima de que hay poco aire, es altamente irrespirable. Pero este poco aire forma increíbles tormentas de polvo que crea las dunas de los desiertos marcianos y erosiona sus cañones. Destacamos también el Monte Olimpo, un volcán de 22,8km de altura, el más grande del sistema solar. Y cómo no nombrar el gran sistema de cañones de 4.800 kilómetros conocido como Valles Marineris. Imaginad el Gran Cañón de Colorado, pero en rojo, y yendo de punta a punta de Estados Unidos. Así de grande es.
Pero hay algo que está tenue atmósfera no puede hacer: dar protección de algún tipo. Ni ante la radiación del Sol, ni ante el impacto de meteoritos. Así que su superficie, al igual que la de la Luna, se encuentra salpicada de cráteres. De hecho, hay más de 43mil cráteres en la superficie marciana cuya existencia se debe a impactos. El más grande de todos ellos tiene un tamaño superior a Europa, Asia y Australia combinados. Los científicos especulan que Marte ha perdido su campo magnético debido a todos estos impactos. Así que, aunque el planeta tiene un núcleo metálico como la Tierra, los efectos de su giro se han interrumpido.
Y es que, a pesar de estar tan próximo, sólo hay tres cosas en las que se parecen los planetas rojo y azul. La primera semejanza entre Marte y la Tierra es en la duración de sus días. Aunque un año en Marte son 687 días, un día marciano son 24 horas… y 40 minutos. Hemos dicho que se parecen, no que sean iguales. La segunda semejanza es que ambos planetas tienen estaciones, dado que ambos presentan un eje de rotación inclinado. La tercera semejanza es la presencia de hielo en sus polos. Sí, sí, de agua congelada, esa que es la clave de la vida.
Vida en Marte
Viendo que sólo hay agua en los polos, y que la atmósfera hace entre poco y nada… ¿por qué puñetas queremos vivir en Marte? La respuesta está en la cultura popular, en el avance de la ciencia y las creencias de la sociedad. Volvamos a los canales.
El descubrimiento de los canales marcianos fue publicado en 1877. En 1903 comenzaron los experimentos para demostrar que no eran estructuras reales, sino que eran producto de una ilusión óptica. En 1909 se publicaron pruebas que demostraban la no existencia de los canales. Y, sin embargo, podemos encontrar referencias a los canales en la literatura científica hasta que la sonda Mariner 4 realizó fotos de alta resolución de la superficie marciana en el año 1965.
Y ya no es que sea un siglo de científicos creyendo en canales. Coincide también con el auge de la ciencia ficción a principios del siglo 20. Nombres como Asimov, Philip K. Dick, Ray Bradbury, Wells… Oh dios, guión ha encontrado una manera de hablar de ciencia ficción en un programa. A ver, que os haga un resumen…
(Aquí debería haber un sonido o de páginas pasando, o de alguien hablando muy rápido)
Ajam… ajam… vale sí… ajam… oh ese es este… vale vale.
A ver, os resumo. Ray Bradbury es el escritor de Farenheit 451, sociedad distópica en el que los bomberos queman libros para controlar el acceso a la cultura. Otro de sus obras más famosas es “Crónicas Marcianas”, en el que relata cómo el ser humano de coloniza la cultura marciana al estilo de las colonias británicas (spoiler: es una crítica al colonialismo). Wells es el autor de la “Guerra de los Mundos”. Fue una serie de radio, la gente no se enteró que era una serie, le han hecho parodia en los Simpsons… Bueno, pues en la Guerra de los Mundos son los marcianos los que invaden la tierra. Y así unos cuántos ejemplos más. Que si los cómics de John Carter de la tierra…
Así que, tenemos 100 años en los que la sociedad no deja de recibir ideas de vida en marte, y claro, pues la gente fantasea. ¿Que al final no hay vida en Marte? Pues vamos nosotros, no hay problema. Si ya hemos conquistado América, y llegamos a Australia.
La realidad es que está difícil vivir en Marte. El bajo campo magnético del planeta hace que el viento solar se lleve la poca atmósfera que hay. Con poca atmósfera, mucha radiación, así que habría que vivir a un mínimo de 8 metros bajo la tierra para protegerse del Sol. Habría también que inventar una manera de generar una atmósfera bajo tierra, con un aire que se fuese reciclando. Habría también que averiguar cómo aprovechar el hielo de los polos del planeta, y cómo generar invernaderos bajo tierra. Aunque viendo algunas plantaciones de marihuana, quizás eso último no es problema.
Cierre
Independientemente de los problemas, quién sabe si algún día llegaremos a vivir en Marte. Tampoco creíamos que el ser humano pudiese volar, y mira los aviones. Las primeras simulaciones y estudios sobre el terreno ya están en marcha, y los resultados no dejan lugar a dudas: los investigadores encerrados en cúpulas no se aguantan entre ellos.
En lo que ellos resuelven sus diferencias, nosotros vamos a dar por finalizado este episodio. Muchas gracias a todos los que nos seguís escuchando, y muchas gracias a la gente que saca un ratito para decirnos su opinión sobre el programa.
Nos vemos en el próximo episodio con más historietas del espacio.
¡Astro más ver!