Descripción
En el episodio de Plutón, hablamos del planeta descubierto hace menos tiempo. No espera, eso no es del todo correcto. Bueno, del planeta enano descubierto más recientemente. No no, eso tampoco es cierto. En este episodio hablamos de Plutón, de la historia de su descubrimiento, y de su caída como planeta. Ala, ahora sí. Dentro intro.
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Guión
Introducción
Hoy guión está de vacaciones, así que el capítulo lo he escrito yo. Empezando por el chiste… Veréis…
¿Sabías que Pluto, el perro de Mickey Mouse, debe su nombre al descubrimiento de Plutón?
Porque nadie lo ha confirmado en ningún momento. Es un rumor que lleva desde 1930 circulando por las redes… Ese es el chiste…
Uy, me llaman al móvil, esperad.
Hombre Alfonso! Pero tú no estabas de vacacio… Que sigues tú con el resto del capítulo… Pero si lo estaba haciendo genial… Bueno bueno, como quieras.
Cabecera
Desde que el ser humano tiene memoria, siempre ha mirado al cielo. Estrellas, planetas, constelaciones y demás movidas del inmenso, insondable, oscuro, aterrador, insultantemente largo a lo ancho y ancho a lo largo, caótico por naturaleza y nada acogedor espacio. Pero… ¿conoces el origen de sus historias? Empieza Astro.
Historia del descubrimiento
Dependiendo de vuestra edad, quizás ya no hayáis estudiado a Plutón como un planeta del sistema solar. Incluso puede ser que recordéis la polémica que hubo en su día sobre si Plutón tenía que ser considerado planeta o no. Bueno, si os sirve de consuelo, lo de estudiar a Plutón como planeta es algo muy muy moderno. De hecho, no han pasado ni 100 años desde que se encontró a Plutón por primera vez.
Las culturas clásicas sólo conocían la existencia desde Mercurio hasta Saturno, al Sol y la luna. Osease, 5 planetas, un satélite y una estrella. Por eso hay 7 días en la semana, uno por cada astro conocido por los antiguos romanos y griegos. Habría que esperar para descubrir Neptuno y Urano, y ya no te digo para Plutón.
La historia es la siguiente: en 1781 descubren Urano. Pero los científicos del siglo 18 y 19 no estaban contentos con Urano, su movimiento no seguía las leyes conocidas. Que orbitaba raro, vamos. Así que los astrónomos se pusieron a hacer sus cálculos de científicos, y llegaron a una conclusión en la década de 1840: tenía que haber otro planeta muy cerca que estuviese provocando este comportamiento tan extraño. Anda mira, ¡Neptuno! Pero, incluso con Neptuno, la cosa no cuadraba. Tenía que haber otro planeta más: EL PLANETA X
Habría que esperar unos 60 años a que un bostoniano con demasiado dinero y obsesionado con la astronomía comenzó a buscar este planeta X. Percival Lowell había creado un observatorio de astronomía en 1894 para observar la superficie de Marte, pero en 1906 utilizó su institución para buscar este planeta X. Percival murió en 1916 sin saber que había fotografiado el mismo planeta que estaba buscando más de 14 veces. Lamentablemente, la investigación se detuvo tras su muerte debido a una serie de disputas legales con la viuda del difunto sobre quién se quedaba qué del observatorio. Finalmente, en 1929, se retomó la búsqueda. Y en un tiempo récord de tan sólo un año, el joven Clyde Tombaugh comunicó su descubrimiento al observatorio de Harvard.
Una vez que se publicó el descubrimiento, el observatorio Lowell comenzó a recibir un gran número de sugerencias para darle un nombre al nuevo descubrimiento. El nombre ganador fue sugerido por Venetia Burney, una estudiante de Oxford amante de la mitología clásica. Además, el nombre de Plutón permitía que el símbolo del planeta fuese una P y una L superpuestas: las siglas de Percival Lowell, el magnate que había fundado el observatorio.
Plutón, dios del inframundo para los romanos, no fue la única propuesta. También estaba Minerva, que ya estaba asignado a otro cometa. Otra opción era Crono, pero fue propuesto por un astrónomo que decía que Einstein no tenía ni idea con una probabilidad de infinito elevado a 20 contra 1, así que no le hicieron mucho caso.
Ciencia
Bueno, hablemos un poquito de Plutón. El anteriormente conocido como noveno planeta de nuestro sistema solar tiene la quinta parte de la masa de la luna y un tamaño comparable a Rusia. O la antártida, que está la cosa candente con los rusos. Tarda 248 años en dar una vuelta completa en torno al sol, y su órbita es tan elíptica que en algunos momentos incluso está más cerca del sol que el propio Neptuno.
Pero Plutón orbita a su propia manera. No se encuentra en el mismo plano que el resto de los planetas, sino que orbita en una superficie inclinada. Vamos, que gira como si estuviese en una cuesta en torno al sol. Además, el eje de rotación de Plutón tiene una inclinación de 120 grados. La suma de estas inclinaciones crea el aparente efecto de que Plutón rueda sobre sí mismo cuando orbita en torno al Sol. De hecho, durante los solsticios plutonianos, en una cuarta parte de la superficie es continuamente de día mientras que en otra cuarta parte es noche continua.
La masa de Plutón es tan baja que los astrónomos pensaron en que tenía que haber más planetas que explicasen las discrepancias detectadas con la órbita de Urano. Plutón era demasiado pequeño para ser ese planeta X que modificaba la órbita de Urano, y cuya búsqueda resultó en su descubrimiento. Sería el telescopio Hubble, del cuál ya hemos hablado en otro episodio, el que descubriría que es que había calculado mal la masa de Neptuno. Un 0.5% mal, concretamente. Pero esa pequeña diferencia fue la que explicó el problema de Urano, y nos regaló a Plutón.
¿Pero qué hay en Plutón? Hielo, frío y desolación, básicamente. La gravedad es demasiado baja como para tener una atmósfera en condiciones. De hecho, los pocos gases que forman la extremadamente tenue atmósfera de Plutón se congelan y se adhieren a la superficie cuando Plutón se aleja del Sol. Y es que la temperatura en la superficie de Plutón varía desde los 33 grados Kelvin hasta los 55 grados Kelvin. O lo que es lo mismo, desde clos -240 grados celsius hasta los -218º celsius. Y si los queréis en fahrenheit, desde -360 grados fahrenheit hasta los -400 grados. Que no se diga que en este programa discriminamos al loco y obtuso sistema de medida imperial.
Debajo de este hielo de gases atmosférico, se encuentra una gruesa capa de hielo normal. Osea de hielo de agua, del de los cubitos y el de patinar. La geología interna de Plutón se completa con un océano la mar de salado, y un núcleo sólido de silicato de 1700km de radio, el 70% del radio de Plutón.
Satélites y mitología
Pero a pesar de lo pequeño que es Plutón, no orbita sólo. Tiene 5 satélites dando vueltas a su alrededor: Caronte, Nix, Hidra, Cerbero y Estigia. Muy mitológico todo con Plutón. Venga, demos un repaso al inframundo.
Plutón, y su equivalente Hades para los griegos, es el dios del inframundo. Su mito más famoso es que se enamoró de la hija de una de sus hermanas: Perséfone, hija de Démeter. O Proserpina, hija de Ceres, si eres romano. Zeus le dijo que se podía casar con ella sin problemas, así que Hades se llevó a… Perséfone… mientras recogía flores… ¿Es que no hay ni un dios en la mitología griega que tenga una relación consentida y sana con alguien que no sea un familiar de primer grado? El caso, Deméter se pone a buscar a su hija, y como no la encuentra, la diosa de la cosecha cubre todo con frío y nieve. Ante los meses de frío y hambruna de los pobres griegos de la época, Zeus le pide por favor a Deméter que ponga fin a esta locura. Deméter dice que no, que ella quiere a su hija, que se la han raptado. Así que Zeus le dice a Hades que suelte a su mujer, que había hablado muy pronto. Pero Persefone ya está atada al inframundo, así que puede irse sólo 6 meses con su madre. Los otros 6 meses, todo será cubierto por la nieve mientras Deméter espera volver a estar con su hija.
Habiendo introducido ya al planeta, vamos con los satélites. Caronte, el más grande, tiene la tercera parte del tamaño de Plutón. Esto le convierte en el satélite relativamente más grande con respecto a su planeta. También es el barquero que acerca las almas al inframundo, pero solamente si le pagas con una moneda de oro. Por esta misma razón, en la antigua Grecia se enterraba a los muertos con un óbolo bajo la lengua.
Nix es la diosa de la oscuridad, primogénita del mismo dios Caos. Pero es una diosa tónica, anterior a los mitos olímpicos, así que no hay mucha más información. La Hidra es ese monstruo con muchas cabezas de serpientes que cuando cortas una, salen dos más. Hércules le dio matarile como parte de sus trabajos. Cerbero es el perro guardián de tres cabezas que vigila que ningún alma se escape del inframundo, y Estigia es el río que separaba la tierra del propio inframundo. Ale, repaso mitológico express completado.
En cuanto a la versión satelital, todos son extraordinariamente pequeños. Nix tiene un diámetro cercano a los 100 kilómetros. Hidra, 55 kilómetros. Cerbero, menos de 34 kilómetros. Y Estigia supera por los pelos la docena. El verdadero logro es que hayamos sido capaces de detectar estos cuerpos más pequeños que la Comunidad de Madrid orbitando alrededor de este pequeño y lejano planeta que es Plutón.
Lo del enanismo
Espera, he dicho Planeta. Es la segunda vez en este programa que llamamos a Plutón planeta. Entonces, ¿sigue siendo planeta? ¿Acaso es un planeta enano un planeta de verdad? Porque le han echado del grupo de “planetas del sistema solar”. Y lo han echado por culpa de Eris.
En la mitología griega, Eris es la diosa de la discordia. Hija de Afrodita, diosa del amor, y de Ares, dios de la guerra, Eris básicamente se dedicaba a meter mierda. Era la Maléfica de la Bella Durmiente en la antigua Grecia. Fue la única a la que los padres de Aquiles no invitaron a su boda. Así que Eris, muy ofendida ella, apareció con una manzana dorada en la que ponía para la más bella. Zeus no quiso meterse en la guerra entre Hera, Afrodita y Atenea que se montó en ese momento, y le pasó el marrón a Paris. Paris de Troya. El de la Guerra de Troya, con los caballos y Brad Pitt. ¿Os suena la historia, no?
Por esto mismo resulta muy adecuado que precisamente el planeta enano Eris sea el que desencadenó toda la polémica de si Plutón es o no un Planeta con P mayúscula. En 2005, se descubrió la existencia de Eris, siendo el cuerpo más lejano que orbita en torno al sol. Está tres veces más lejos que Plutón del sol. Pero, y aquí viene el problema, es prácticamente igual de grande que Plutón, y un 27% más masivo. ¡Y también tiene un satélite!
Así que si Plutón era un planeta, tendría todo el sentido que Eris lo fuese también, ¿no? Bueno, aquí empieza la polémica. Por motivos de distancias y tamaño, aceptar a Eris como planeta también implicaba aceptar como planetas a muchos asteroides del cinturón de Kuiper. Estaban más cerca, tenían masas similares, e incluso algunos tenían cuerpos orbitando a su alrededor. Pero eso de considerar asteroides como planetas quedaba raro. Imaginaros aprenderos un sistema solar con 50 planetas.
Después del descubrimiento de Eris, los científicos se reunieron por tercera vez para discutir si Plutón era o no un planeta. Es que les daba mucho miedo el descontento social de decir que Plutón no era un planeta. Pero en 2006, fijaron un criterio triple que establecía oficialmente que Plutón no era un planeta, sólo uno enano. Este criterio es que debía orbitar en torno al sol, que debía ser redondo debido a su propia gravedad, y que debía tener su órbita limpia de otros cuerpos. Osease, que si atraviesa un cinturón de asteroides, tiene que quedarse el hueco para que pase el planeta sin ser estorbado. Es este tercer criterio el que no cumplen ni Plutón ni Eris, y por el que pasaron a ser planetas enanos. Y desde entonces, nuestro sistema solar oficialmente tiene sólo 8 planetas.
Cierre
E igual que el sistema solar se termina con Urano, este episodio se termina… ¡ahora mismo! Muchísimas gracias a los astrónomos del Plutón, que pusieron buenos nombres a todo lo relacionado. Y a todos los que, de quincena en quincena, seguís escuchando este programa.
Nos vemos en el siguiente episodio!
¡Astro luego!