El gigante gaseoso. El planeta más grande de nuestro sistema solar, el rey de los dioses del panteón romano. ¿Qué sabemos de Júpiter? ¿Qué tiene una mancha roja? Pues escucha, escucha.

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Cabecera

Hoy vamos a hablar del quinto planeta de nuestro sistema solar. Del gigante gaseoso en torno al cual orbitan decenas de lunas. Del rey del panteón romando. Del que viene después de Marte: El miercole. Que nooo, que es Júpiter. Dentro intro.

Intro

Desde que el ser humano tiene memoria, siempre ha mirado al cielo. Estrellas, planetas, constelaciones y demás movidas del inmenso, insondable, oscuro, aterrador, insultantemente largo a lo ancho y ancho a lo largo, caótico por naturaleza y nada acogedor espacio. Pero… ¿conoces el origen de sus historias? Empieza Astro.

Mitología

Oh Júpiter, el gigante gaseoso, el quinto planeta de nuestro sistema solar, origen de nuestro jueves… y la principal deidad del panteón romano. La traducción literal de la palabra Júpiter sería El Padre de la Luz, dado que al principio Júpiter era sólo el dios romano del cielo, el clima y los ciclos de la agricultura. Luego los romanos conocieron a los griegos, les gustó mucho Zeus, y dijeron “pues no me había dado yo cuenta, pero son completamente la misma persona”. Así pues, hablemos de Zeus.

Zeus es el señor de los dioses griegos clásicos, el padre de la humanidad, y señor del Olimpo. Y también es la definición de libertinaje en la cultura clásica griega. Después de sacar a sus hermanos de las entrañas de su padre Cronos, y de darle matarile, se nombra señor de los dioses. Y qué señor de los dioses sería él sin una mujer, así que se casa con su hermana Hera. Insisto, que no incesto, cultura clásica griega. Son felices, tienen sus hijos… y Zeus comienza a irse a hurtadillas de su mujer a conocer a otras representantes de la especie femenina.

No hay programa suficiente para contar a las diosas, hermanas y no hermanas; ninfas, humanas, e incluso un hombre, a los que Zeus le demostró su amor en la cama. Le crecían los bastardos como a quien le crece la mala hierba. Y no era un problema de que necesitase conocer gente para tener descendencia. Hay un mito que dice que una vez, unas perlas que Zeus tenía se cayeron al mar, produciendo una espuma blanca de la que surgió Afrodita, diosa del amor. Vamos, querido oyente, ¿qué crees que pueden ser las divinas perlas de Zeus que generan espumita blanca?

Podríamos seguir hablando de Zeus, y por tanto de Júpiter, pero cambiemos de tercio. ¿Qué era el planeta Júpiter para otras culturas? Bueno, pues para los chinos, es uno de los cinco planetas principales del zodiaco chino.

Los antiguos astrónomos chinos asignaron cada uno de sus cinco elementos a los cinco planetas que conocían del sistema solar. Así pues, Júpiter representaba la madera, mientras que los planetas anteriores se dividían en fuego, aire, tierra y metal. Cada uno de estos cinco elementos, salvo la tierra que es neutra, era utilizada para establecer tu animal del horóscopo chino y su elemento.

A los nacidos bajo el elemento de la madera, como los miembros de este programa, se nos considera personas creativas, sabias, íntegras y honestas. Que no es que nos guste tirarnos flores, lo dicen los astrónomos chinos.

En la cultura hindú, en cambio, el planeta Júpiter se asocia a BrijasPáti, una deidad de fuego que aconsejaba a los dioses a la vez que hacía de su maestro o gurú. Brijas pá ti, según nos cuenta la tradición hindú, es un sabio nacido de la primera luz que desterró a la oscuridad, y por tanto, es brillante y puro. Existen muchos dogmas morales, o DaRmasatra, que se crean en su nombre, y que tratan temas de las responsabilidades del uno con su familia, la sociedad, la ética, las castas…

Ciencia planetaria

Bueno, hablemos ahora un poquito de Júpiter como planeta. El quinto planeta de nuestro sistema solar es también el más grande, siendo 1321 veces más grande que la tierra. Y, a pesar de que es un gigante gaseoso, su masa es de 2,48 veces la suma de las masas de todos los demás planetas juntos. Así que sí, es muy pesado, y también muy brillante, siendo superado solamente por la Luna, Venus y algunas veces Marte.

La atmósfera de Júpiter está formada principalmente por hidrógeno y helio, y carece de una superficie interior definida. Vamos, que no hay una superficie sólida como tal, es directamente hidrógeno comprimido hasta ser un líquido metálico. En su atmósfera, es muy visible la Gran Mancha Roja, un enorme anticiclón de 2.5 el tamaño de la tierra cuyos vientos alcanzan velocidades de 400km/h.

Además, las nubes de Júpiter están divididas en cinturones oscuros y claros, llamados bandas y zonas respectivamente, cambiando entre marrones tono café con leche y blancos tono leche con café. Cada uno de estos cinturones tiene sus propias corrientes de aire, que alcanzan velocidades de hasta 500km/h. Estas altas velocidades ven su efecto ampliado por la rápida rotación del planeta, ligeramente inferior a 10h. Cada 10 horas, es un nuevo día en Júpiter, sí. Luego tarda casi 12 de nuestros años en dar una vuelta al sol, así que se compensa.

Sin embargo, estas nubes están tremendamente frías, a -145ºC. Y es que reflejan casi toda la energía que proviene del Sol, como si fuesen un gran espejo. Sin embargo, la superficie del planeta se encuentra a unos 24mil grados, lo que provoca que no haya ni un cuerpo sólido en la superficie de este planeta.

Como es tan grande, a Júpiter también se le llama la aspiradora del sistema solar. Al ser tan masivo, es una diana perfecta para cometas, meteoritos y otras estrellas fugaces. De media, Júpiter recibe 200 veces más impactos que la Tierra cada año. Y, al ser un planeta de mayormente nubes amarronadas, estos impactos dejan una clara estela en su entrada: cicatrices negras que han sido fotografiadas por el telescopio Hubble. Telescopio sobre el que ya hemos hecho un capítulo, por si quieres aprender algo más de este increíble aparato.

Las Lunas de Júpiter

Pero, igual que Zeus no sería nadie sin sus amantes, ¿que sería Júpiter sin sus lunas? Pues los astrónomos desde Galileo debían pensar que no mucho, así que nombraron las lunas de Júpiter en base a amantes de Zeus. Al fin un astrónomo que sabe poner nombres, gracias Galileo. Galileo Galilei, atribuido inventor del telescopio y perseguido por la Iglesia por decir que la tierra no es el centro del universo, dio nombre a las 4 principales lunas de Júpiter: Io, Europa, Ganímedes y Calisto.

Los cuatro satélites principales son muy distintos entre sí. Ío, el más interior, es un mundo volcánico con una superficie en constante renovación. Europa, el siguiente satélite, es un mundo helado bajo el cual se especula la presencia de océanos líquidos de agua e incluso la presencia de vida. Ganímedes, con un diámetro de 5268 km, es el satélite más grande de todo el sistema solar, y está compuesto por un núcleo de hierro cubierto por un manto de roca y hielo. Calisto se caracteriza por ser el cuerpo que presenta mayor cantidad de cráteres producidos por impactos en todo el sistema solar.

Aunque si nos ponemos rigurosos, Júpiter tiene 79 lunas distintas. Hay más nombres que en la lista de los reyes godos esa famosa. Y se dividen en dos grupos, 4 satélites pequeños más cercanos a Júpiter que las lunas galileanas, y el resto. Son pequeños, están lejos, y 17 de ellos no tienen nombre. Todos los demás tienen nombres griegos, pero hay 17 con los que aún no se han puesto de acuerdo. Es el momento de acabar con la tiranía de los nombres aburridos, desde este podcast proponemos que uno se llame Rodolfo.

Aunque no son lunas todo lo que Júpiter tiene girando en torno a sí mismo. Por un lado, tenemos asteroides que toman la curva en Júpiter y a los que se les ha dado nombres de los grandes héroes de la Iliada. O lo que es lo mismo, son asteroides troyanos. Así pues, tenemos el asteroide 588 Aquiles, o 5254 Ulises.

También tiene anillos en torno a sí mismo. Sí, los famosos son los de Saturno, porque son los que se ven. Los anillos de Júpiter son tan finos que solamente las sondas Voyager y Galileo han tomado fotos de ellos. Y eso que tienen un ancho de 6400km, pero con un espesor no superior a unas pocas decenas de kilómetros… Además, mientras que los anillos de Saturno son de hielo, los de Júpiter están compuestos de polvo. Polvo que se especula que ha sido desprendido por algunos de sus satélites, y que se ha quedado atrapado orbitando en torno al planeta.

Júpiter y Juno

Todos estos anillo, nubes y lunas que se siguen descubriendo… pero, ¿tan poco conocemos de Júpiter? Pues sí, querido oyente, a día de hoy Júpiter sigue siendo una gran incógnita. Pero, por una segunda vez, los astrónomos han utilizado un buen nombre en una iniciativa sin precedentes. Han mandado una sonda a investigar la superficie del planeta, y la han llamado… Juno.

Juno es la mujer y hermana de Júpiter. La diosa Hera, pero en romano, vamos. Así que, en 2011, desde cabo cañaveral, la Nasa lanzó un cohete rumbo al planeta. Aunque les salió un poco gandul, que entre órbitas y giros, alcanzó la superficie del planeta 5 años más tarde, en 2016. En estos últimos 6 años ha estado mandando fotos, mostrando las primeras imágenes del polo norte del planeta; y midiendo la composición y los fuertes vientos de la atmósfera del gran gaseoso. También gracias a Juno sabemos cómo es el núcleo del planeta, puesto que sus mediciones del campo magnético demostraron que el interior de Júpiter era una esfera líquida, más o menos compacta, de hidrógeno metálico.

Cierre

Y con este último dato que no tenemos muy claro qué utilidad tiene, podemos dar este programa como terminado. Como siempre, esperamos que os haya gustado, y muchísimas gracias por escucharnos un programa más. Recuerdos a Galileo Galilei, el primer astrónomo del que hablamos que sabe poner nombres chulos.

Nos vemos en el próximo programa.

¡Astro la próxima!