Descripción
En el episodio de hoy, hablaremos del centro de nuestro Sistema Solar, de la única estrella que no se puede ver de noche: El Sol. Puedes consultar los guiones en nuestra página web: https://www.astropodcast.net/ Y links para otras plataformas en: https://www.astropodcast.net/enlaces/ Redes del equipo: Guionista: Alfonso Gómez https://www.instagram.com/alfonsotakles/ Locutor: Jairo Costa https://www.instagram.com/soyjairocosta/ Edición y montaje: Jorge Cambero https://www.instagram.com/karakatuchi/
Guión
Cabecera
Lo primero de todo, buenos días. Muchas gracias por haber elegido viajes Astro. Durante el trayecto de hoy, realizaremos una aproximación a la única estrella que no se puede ver de noche, al centro de nuestro sistema solar: el sol. Les rogamos que no saquen brazos ni piernas durante el trayecto, que se pongan cómodos, se relajen, y sobre todo, que disfruten.
Intro
Desde que el ser humano tiene memoria, siempre ha mirado al cielo. Estrellas, planetas, constelaciones y demás movidas del inmenso, insondable, oscuro, aterrador, insultantemente largo a lo ancho y ancho a lo largo, caótico por naturaleza y nada acogedor espacio. Pero… ¿conoces el origen de sus historias? Empieza Astro.
Historia-Mitología
Hablemos un poco de mitología. Creo que a nadie sorprendo si digo que, en las primeras etapas del hombre, el sol era tratado como una deidad. El sol es fuente de luz y calor, necesario para hacer crecer las cosechas. Su salida marcaba el final de la oscuridad nocturna, un entorno en el que el hombre primitivo estaba en desventaja con respecto a muchos depredadores. Muchas culturas antiguas daban importancia no sólo a la existencia del sol, sino también a su viaje por el firmamento.
Para los egipcios, era el dios Ra. Cada día, Ra zarpaba en su barca solar de este a oeste. Durante la noche, luchaba en el reino de los muertos contra la oscura serpiente Apofis, siendo cada nuevo amanecer una nueva victoria sobre el caos. Este es más bien su plan de jubilación, primero fue faraón, pero eso es otra historia.
Para los vikingos, la Diosa Sól (tiene tilde, sí, no sé cómo se pronuncia) y su hermano Máni (la luna) representaban el bien y se encargaban de proteger y de iluminar el mundo de los mortales. Originalmente estaban quietos en el firmamento, pero les empezaron a seguir dos lobos. Así que todos los días siempre huyendo de los lobos Sköll y Hati, hijos de Fenrir y nietos de Loki cruzaban el horizonte. El día que los alcanzaran, se comerían el sol y la luna, y comenzaría el Ragnarok, el fin de los tiempos.
Los griegos lo representaban como el dios Helios, otro dios que también cruzaba el firmamento todos los días. Este iba en una cuadriga tirada por caballos, a diferencia de los fluviales egipcios. Hubo una vez que su hijo le quitó el carro y le prendió fuego a la tierra. Cosas de la adolescencia. Hubo un griego, Anaxagoras, que dijo que a lo mejor el sol era un disco de fuego enorme más grande que el Peloponeso, y que no era un dios lo que se movía tirado por los caballos. Casi se lo cargan por hereje. Casi.
Los romanos, por otro lado, tuvieron un culto al dios Sol desde muy pronto. Este culto derivó en una poco conocida festividad el 25 de diciembre, coincidiendo con el solsticio de invierno (que curiosamente coincide con la Navidad, por lo que sea). En este día se celebraba el cumpleaños del Sol Invicto, aquel que lograba desterrar las tinieblas. También tenían un día de la semana dedicado al Sol, que luego evolucionaría en nuestro domingo. Dicen que las mejores religiones son las que aprenden a robar los elementos de las culturas a las que absorben para que… Sean más fáciles de digerir.
Y bueno, es precisamente de los romanos de los que derivamos nuestro nombre, Sol. El nombre vikingo evolucionaría en Sunna (islandés), Sonne (alemán) y Sun (inglés). De los griegos hemos heredado el heliocentrismo, la noción de que el Sol es el centro de nuestro sistema solar. Los antiguos griegos pensaban que la tierra era el centro de todo. Aristarco de Samos se oponía, pero llegaron los grandes filósofos del momento, y le dijeron que no, que no tenía ni idea. Habría que esperar más de 16 siglos hasta que Copérnico, que era astrónomo en sus ratos libres, popularizó de nuevo esta teoría heliocéntrica.
Un poquito de ciencia
Vamos con un par de cucharadas de ciencia. Hoy en día sabemos que el Sol es una estrella más, situada en la parte exterior del brazo de Orión de la Vía Láctea. Se encuentra a 150 millones de kilómetros de la tierra, lo que vienen a ser 100 veces el diámetro del Sol, 11 mil veces el diámetro de la tierra, o 1 unidad astronómica. Para los que son de Madrid… Mil Cuatrocientos Veintiocho millones quinientos setenta y un mil cuatrocientos veintiocho con cincuenta y siete estadios Bernabeu. Los científicos dicen que es una estrella tipo G2V, o estrella enana amarilla. También dicen que se formó hace 4650 millones de años, millón arriba millón abajo, y que tiene combustible para 7500 millones de años más, así que nos queda sol para rato.
Se especula que se originó a partir de una concentración de nubes de gas y polvo que contenían residuos de anteriores estrellas. Metales y elementos más pesados se dispersaron, siendo la base de los planetas en formación. En el interior del sol, en cambio, se quedó mayormente hidrógeno, acompañado de unas ligeras notas de oxígeno, carbono, hierro y neón. Este hidrógeno se transforma en helio mediante un proceso llamado fusión nuclear, fuente de toda la energía y calor que emite el sol.
Concretamente, emite más de 63 millones de watios por metro cuadrado al vacío, de gratis, sin pedir nada a cambio. De esa burrada energética, la Tierra intercepta un poco más de 1350 watios como planeta entero. Si luego descontamos la parte que la atmósfera devuelve al espacio, la parte que retiene calentando el aire, y el escudo de la capa de ozono contra la radiación ultravioleta, el máximo que llega a la superficie terrestre es de un poco más de 1000 watios por metro cuadrado en máxima incidencia. Osea, menos del 0.002%, y aún así mira que mete calor.
¿Y qué más sabemos del Sol? Bueno, pues que su superficie, o fotosfera si quieres ponerte en plan técnico, es semitransparente. Sabemos además que su núcleo está compuesto en un 49% de hidrógeno y un 49% de helio… ¿Pero sabéis en qué se parece a una cebolla? Pues esto ya lo dijo Shrek: ambas tienen muchas capas. Vamos de dentro a fuera…. En lo más profundo (donde está Alex Ubago), se encuentra el núcleo la zona más calentita, la zona radiante que está cerca del núcleo y que sigue muy caliente, la zona convectiva en el que las cosas se mueven por corrientes de convección (como el magma terrestre), la superficie o fotosfera, la cromosfera o atmósfera cercana, y la corona solar o el resto de la atmósfera. Sí, el sol tiene una atmósfera, es dónde se producen las erupciones solares.
Con tantas capas, la misma luz tarda en salir un poquito del propio Sol. Un fotón, la mínima cantidad de luz posible, tarda 10 días en salir del núcleo y atravesar la zona radiante, 1 mes en atravesar la zona convectiva, y luego 8 minutos y medio desde que sale por la superficie y llega a la Tierra. Para los de Madrid de nuevo, primero tratas de salir de la m30, que se tarda. Después vas más ligero por la m40 y m50… Y luego ya vas al resto del país.
Llamaradas solares
Pero no es luz todo lo que el Sol emite. También sopla viento solar, aunque hablar de viento en el vacío parezca poco intuitivo. Es fácil, si el viento en la tierra son partículas de aire en movimiento, pues el viento solar son partículas emitidas por el sol en movimiento. El viento solar llega muy lejos, bastante más allá de Plutón, y nos protege de las radiaciones que vienen desde el centro de la Vía Láctea. Las partículas que componen el viento solar, generalmente, son protones y electrones en forma de plasma, emitidos en eyecciones de masa coronal, y suelen acompañar las llamaradas solares.
Las llamaradas, que tienen fama de catastróficas, son una emisión de una gran cantidad de energía electromagnética, y suelen ser bastante más comunes de lo que suponemos, pudiendo llegar a ocurrir hasta tres veces al día. Y, curiosamente, solo son peligrosas si vienen orientadas hacia el sur, porque entonces el campo magnético terrestre no es capaz de repelerlas.
Las partículas del viento solar alcanzan velocidades de hasta 3200km/h (aunque la media es de solo 489km/h, menos que un avión comercial). El impacto de este plasma con el campo magnético terrestre es el origen de la aurora boreal (o aurora austral para los del hemisferio sur). Sí es cierto que todos estos efectos pueden afectar a ciertos satélites de comunicaciones o de localización, los cuales no están tan resguardados por el campo magnético terrestre. Y ha habido UNA vez, solo una, en 1989,que afectó al sistema eléctrico de Québec, en Canadá, durante 9 horas. Ese apagón es lo más apocalíptico que ha pasado, realmente, nada de estas historias de fin del mundo tipo Hollywood.
Los principales afectados suelen ser los astronautas que se encuentran fuera de la envoltura protectora del campo magnético terrestre, que reciben pequeñas dosis de radiación debido a este viento solar. De hecho, los astronautas del Apolo 11, el que llegó a la luna, tuvieron que recubrir todo con paneles de aluminio para protegerse ellos y el equipamiento. A ver, no son dosis letales, pero esto es como el fumar mata.
Futuro del sol
¿Y del futuro qué? Hablando del cine, existe una película, llamada Sunshine, del año 2007, en el que hablan de que el Sol se va a apagar en 5 años. La última esperanza de la humanidad es mandar a los hombres más audaces y valientes en una misión suicida al sol… para detonar una bomba nuclear muy grande en el centro del sol, y así evitar el fin de los días.
Quedan muchos millones de años antes de que el sol se quede combustible y se apague, así que podemos dejar las bombas nucleares tranquilas. Desde este podcast, tampoco tenemos claro que sea un plan efectivo, pero sí podemos contaros cómo morirá el sol. Dentro de unos 5mil millones de años, el sol habrá convertido todo el hidrógeno de su núcleo en helio, más pesado y caliente. El exceso de energía provocaría que el sol se expanda, alejándose sus capas exteriores tanto que podrían llegar a engullir la tierra. Sin embargo, estas capas estarán tan alejadas del núcleo que se enfriarán, disminuyendo la presión sobre la superficie y haciendo que se expanda hasta convertir nuestro sol en una gigante roja.
Existe la posibilidad de que cuando se convierta en gigante roja la superficie del sol se aleje tanto del centro, que engulla a la tierra. Osea, la tierra pasaría a estar dentro de la superficie del sol. Los científicos no lo tienen claro, pero bueno, tienen 5 mil millones de años para averiguarlo, a no ser que nosotros reventemos el planeta antes, que también es una posibilidad bastante probable.
El caso, el helio del núcleo pasará bastante después a fusionarse en carbono, una reacción que básicamente logrará que el sol pierda tanta energía que las capas más exteriores se dispersen en una nebulosa chulisima a la par que radiactiva. Cuando esto pase, dentro de unos 6 mil millones de años, se convertirá en una enana blanca, con menos de 10 veces la masa que la que tiene actualmente. Y aquí estará en el equivalente de su jubilación, con su trabajo cumplido y disfrutando de su vejez por otros muchos muchos muuuuuuuuuuuuchos millones de años más.
Cierre
Y con estos últimos datos… Llegamos al final de este programa, esperemos que el primero de muchos, sobretodo si nuestro queridísimo amigo, qué digo amigo, HERMANO DE OTRA MADRE Tamayo nos echa una mano con… Podimo… . Nosotros nos quedamos con que hayáis aprendido algo nuevo, o que como mínimo os hayáis entretenido.
Nos vemos en el siguiente programa de Astro con más historietas del espacio. Hasta pronto!