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Descripción

Hoy hablamos de leyendas perdidas en la historia del cosmos. De planetas que se perdieron en la oscuridad del tiempo. O de una película enorme que se ha montado el de guión, no me queda claro.

Puedes consultar los guiones en nuestra página web: https://www.astropodcast.net/ Y links para otras plataformas en: https://www.astropodcast.net/enlaces/ Redes del equipo: Guionista: Alfonso Gómez https://www.instagram.com/alfonsotakles/ Locutor: Jairo Costa https://www.instagram.com/soyjairocosta/ Edición y montaje: Jorge Cambero https://www.instagram.com/karakatuchi/

Guión

Introducción

+Karaka, hoy lo he decidido. Vamos a rebelarnos contra la tiranía de los chistes malos de guión.

-Hombre, ya está bien. Vaya colección de sinsentidos y malos intentos de ser graciosos que llevamos. ¿Qué propones?

+Adivinanzas astronómicas. Por ejemplo, ¿cómo se llama el extraterrestre que se escapa por la boca?

-Tengo el presentimiento de que la respuesta no me va a gustar…

+Aliento. Alien-to. ¿Lo pillas?

-Pillo que voy a ir poniendo la intro, que no adivinas los dolores de cabeza que me provocas…

Cabecera

Desde que el ser humano tiene memoria, siempre ha mirado al cielo. Estrellas, planetas, constelaciones y demás movidas del inmenso, insondable, oscuro, aterrador, insultantemente largo a lo ancho y ancho a lo largo, caótico por naturaleza y nada acogedor espacio. Pero… ¿conoces el origen de sus historias? Empieza Astro.

Historia

Hoy vamos a hablar del planeta perdido Faetón. Pero, ¿a qué nos referimos con planeta perdido? ¿Es posible acaso perder un planeta? ¿Dónde están los planetas que se pierden? ¿Dejaremos algún día de hacer preguntas y empezaremos a dar respuestas? Es posible.

Durante el siglo XIX, los astrónomos detectaron múltiples cuerpos de gran tamaño en la órbita entre Júpiter y Marte. El primero, en 1801, fue al que llamaron el planeta Ceres. Antes de acabar la década, habían encontrado otros tres planetas más en la misma órbita: Palas, Juno y Vesta. Y antes de llegar a medio siglo, Júpiter ya era considerado el planeta número 20 de nuestro sistema solar. Por cada nuevo "planeta", y lo digo con comillas, los astrónomos dudaban cada vez más de su descubrimiento.

Con el paso de los años, los científicos se dieron cuenta de que había muchos planetas en la misma órbita. Lo cual, todo sea dicho, no tenía mucho sentido. Así que, tras una reflexión, comprendieron que no se trataba de planetas sino de asteroides. Decidieron llamarlos de forma temporal planetas menores. Y así, Júpiter volvió a ser el quinto planeta. Pero la duda aún habitaba en las mentes de los científicos: ¿de dónde había salido tanto asteroide?

La primera respuesta fue el tema que nos ocupa hoy: la posible existencia de un quinto planeta situado entre Marte y Júpiter, cuya destrucción habría dado origen a este cinturón de asteroides. Ese planeta es Faetón. Nuestro planeta perdido.

Mitología

Antes de hablar del planeta, debemos mencionar a Faetón en la mitología griega. Faetón, hijo de Helios, solía presumir ante sus amigos mortales de su divino linaje. Pero sus amigos le decían que dejara de inventar historias, que ya estaba borracho y ni siquiera eran las dos de la tarde. Así que Faetón, en un típico arrebato de "agárrame el cubata", fue a pedirle ayuda a su padre Helios. Helios, queriendo proteger el honor de su hijo, le juró que le concedería cualquier deseo para que nadie dudara de su linaje. Sin pensarlo dos veces, Faetón pidió conducir el carro de su padre. Sí, ese mismo con el que Helios tiraba del sol cada día.

En ese momento, Helios se dio cuenta de que había hablado demasiado rápido. Sabía que su hijo no tenía ni idea de cómo manejar una cuadriga y que no tenía el seguro a todo riesgo. Pero un juramento divino no se puede romper, así que Helios no tuvo más remedio que aceptar.

Llegó el día en que Helios entregó las llaves del carro a su joven hijo Faetón. Le dijo que tuviera cuidado al salir del "garaje" y añadió, "que sea lo que Zeus quiera". Al poco de arrancar, el desastre se hizo evidente, porque Faetón apenas podía manejar las riendas. Primero, se desvió a la derecha y la tierra se congeló. Luego, se desvió a la izquierda, acercándose demasiado a África. La vegetación se incendió, África se llenó de desiertos y los etíopes se oscurecieron bajo el intenso calor. Que conste, que como podcast de divulgación, solo estamos reproduciendo el mito. No avalamos ni valoramos las opiniones de los antiguos griegos.

¿Y cómo termina la historia del joven Faetón? Pues como la de tantos otros jóvenes que pierden el control del coche. Zeus, viendo el desastre, lanza un rayo que detiene el carro de Helios, provocando que Faetón se estrelle en el río Po, al sur de Venecia y fallezca. Su hermanastro, Cicno, estaba tan apenado por la muerte de Faetón que los dioses lo convirtieron en cisne. Una triste historia que servía como advertencia en la antigua Grecia, casi como un anuncio de tráfico de la DGT del momento.


Ciencia de Faetón

Pasemos, ahora sí, a hablar de Faetón como planeta. La principal base científica que llevó a considerar que había un planeta en la zona del actual cinturón de asteroides es la llamada hipótesis de Titius-Bode. Esta hipótesis sugiere que los planetas se sitúan en órbitas cuyos radios siguen una secuencia proporcional a las potencias de 2. Aunque esta hipótesis no tenga un fundamento científico sólido, parece ajustarse sorprendentemente bien a las posiciones de los planetas conocidos en aquella época. Hasta que llegamos a Neptuno, claro. Con Neptuno y Plutón, la hipótesis falla en un 30% y un 100% en las distancias, respectivamente. Pero esos planetas no se conocían por aquel entonces, así que para los astrónomos de la época, la hipótesis parecía acertada.

Y esta misma hipótesis predecía la posición de este quinto planeta. De ahí el ahínco por encontrar a Ceres. Pero, ¿Por qué había tantos cuerpos grandes en la misma órbita? Algo no les cuadraba a los científicos del momento.

La respuesta la intentó dar el astrónomo Heinrich Wilhelm Matthäus Olbers, después de descubrir Palas en 1802. Su explicación era simple: se trataba de los restos de un planeta que había sido destruido. Sin embargo, las razones de su destrucción no estaban claras. Algunos sugerían que la alta gravedad de Júpiter lo había desintegrado, mientras que otros proponían que había sido golpeado por otro gran cuerpo celeste.

Estas teorías sobre la destrucción del quinto planeta se agruparon bajo el nombre de la teoría de la disrupción. Pero, el astrónomo ruso Krinov dijo que ese nombre era aburrido y sugirió utilizar el nombre de Faetón para todo este tema. Un nombre más comercial y atractivo. Y vaya que si era más atractivo, porque múltiples científicos de la época comenzaron a formular nuevas teorías para explicarlo.

Por ejemplo, algunos decían que Marte era una de las antiguas lunas de Faetón, que había salido despedida tras la destrucción del planeta. Esta teoría también explicaría por qué Marte tiene una superficie tan marcada por impactos de meteoritos y un campo magnético tan débil.

La realidad

A priori, toda esta teoría científica parecía bastante sólida y, de hecho, fue bastante popular durante el siglo XX. Sin embargo, a día de hoy, la teoría de Faetón es considerada descartada y desfasada por la comunidad científica. En su lugar, la teoría de la acreción ha ganado aceptación. ¿Y de qué va esta teoría? De la creación del disco de acrecimiento. Dejadme que os lo explique.

Un disco de acrecimiento, en astronomía, es un conjunto de gas, polvo y rocas que gira en torno a un cuerpo muy masivo, como una estrella o un agujero negro. Aunque técnicamente, los discos de acreción son como masas de pizza, continuas y girando en torno al sol, nuestro cinturón de asteroides sería más bien un disco protoplanetario, compuesto por los restos del material que formó los planetas y que estaba a la velocidad justa para no colapsar en ningún planeta.

Esto explicaría la presencia de Ceres, que al igual que Plutón, hoy en día se considera un planeta enano. Sin embargo, los astrónomos también lo consideran un protoplaneta, la semilla sobre la cual se empieza a construir un planeta completo. El resto de los protoplanetas se fusionaron para dar lugar a los planetas actuales, o se estrellaron entre sí, o fueron expulsados por la gravedad de Júpiter, como si de un portero de discoteca se tratase… Pero se puede saber qué le pasa hoy al guionista, que no deja de hablar de cubatas y discotecas… Qué ganas de marcha tiene este hoy…

Las pruebas apuntan a que Ceres simplemente se quedó atrapado en ese cinturón de asteroides. Demasiado lejos del Sol para juntarse con el resto del disco y formar un planeta rocoso, y demasiado cerca para ser absorbido por un gigante gaseoso. Motivos similares se pueden utilizar para demostrar la no existencia de Faetón.

Para sorpresa de todos, en 2002, dos científicos de la NASA volvieron a presentar la idea de que había habido un quinto planeta entre Marte y Júpiter. Pero, para no parecer poco originales, lo llamaron Planeta V, en lugar de Faetón. Las pruebas matemáticas cuadraban, e incluso predecían la destrucción del planeta sin afectar al resto del sistema solar: estrellándose contra el sol. Sí, tal cual, un planeta entero se salía de órbita y se estrellaba contra el sol. Pero luego si alguien planteaba que un planeta explotaba se tachaba esa teoría de rara y absurda.

La explicación era la siguiente: el planeta Faetón, o Planeta V, era extremadamente ligero y ya de por sí tenía una órbita muy excéntrica, es decir, muy elíptica y poco circular. Así que claro, la gravedad de los otros planetas lo iba sacando poco a poco de su órbita. En una de esas pasadas, atravesó el cinturón de asteroides, se atiborró de cascotes, y, al igual que el Faetón mitológico, se reventó contra el sol, donde se fundió sin ningún contratiempo.

Cierre

Otro cuerpo que lleva el nombre de Faetón podría seguir un camino similar: el asteroide Faetón. Este asteroide tiene una órbita tan elíptica que es el cuerpo con nombre propio que más se acerca al sol. Destacamos lo de "nombre propio" porque hay al menos tres asteroides más, identificados solo por números y letras, que se acercan aún más al sol.

Con este dato curioso, cerramos este programa. Muchas gracias a nuestros oyentes habituales, a nuestros fans. Y muchas gracias a nuestros padres, que hace mucho que no se lo decimos.

Nos vemos en el siguiente episodio con más historietas del espacio.

¡Astro más ver!

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