Descripción
En el episodio de Astro de hoy, comenzamos la casa por el tejado y la historia por el fin del universo. ¿Cómo se va a producir? ¿Cuándo? Pues si los científicos no lo saben, imagínate nosotros.
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Guión
Introducción
-Karaka, Alfonso nos ha dejado en el guión una adivinanza para presentar de qué vamos a hablar hoy, y por más vueltas que le doy… No la veo.
+A ver, a ver. (sonido de papel) Vivo en el mar sin ser pez, tengo hueso y no espinas, como pulpo y sardinas, cangrejos y calamares. Jairo, pues está clarísimo que en el capítulo de hoy se habla delfín.
-¿Y qué hago? ¿Me pongo a hacer sonidos en plan IIIh IIIIh IIIIIIIH? ¿O llamo a un monitor de gimnasio?
+¿Cómo que un monitor de gimnasio?
-Claro, llamo al delfitness.
+Me voy a poner el episodio. No quiero saber nada más.
Cabecera
Desde que el ser humano tiene memoria, siempre ha mirado al cielo. Estrellas, planetas, constelaciones y demás movidas del inmenso, insondable, oscuro, aterrador, insultantemente largo a lo ancho y ancho a lo largo, caótico por naturaleza y nada acogedor espacio. Pero… ¿conoces el origen de sus historias? Empieza Astro.
Mitología
A lo largo de la historia, muchas culturas se han preguntado cómo sería el fin de los tiempos… cómo acabaría todo, vaya. Obviamente, esto implica que cada cultura ha tenido su propia interpretación. Desde el “se acabó” del apocalipsis cristiano hasta el ciclo de eterna destrucción y reencarnación de la mitología hindú. Veamos algunos de los más interesantes.
En la cultura hindú, el fin de los tiempos en nuestra era actual se conoce como “Kali Yuga” o era de las riñas. Es un periodo triste, caracterizado por una mayor presencia del materialismo, y una falta de respeto a la tradición y la espiritualidad. Pero no todo es malo, en la cultura hindú existe Kalki, la reencarnación de Vishnú, que descenderá a lomos de un caballo blanco blandiendo una espada y liderando un gran ejército. Su objetivo, restaurar el Dharma y acabar con el imperio de la corrupción. Después de una cruenta batalla, Kalki saldrá victorioso y se iniciará una nueva era de la verdad a través de sus dos hijas, una engendrando la dinastía solar y la otra engendrando la dinastía lunar. Dicho de otro modo, que harán borrón y cuenta nueva.
Sin embargo, si seguimos la pista de Hollywood, los videojuegos épicos y los amantes de la hidromiel, hay un fin de los tiempos que se ha vuelto increíblemente popular en los últimos años… Hablamos del Ragnarok. Para los vikingos, la mejor muerte era la que se producía en batalla, así que, obviamente, sus dioses no podían morir de otra manera. El Ragnarok es una batalla inevitable que está predestinada a ocurrir. Los amigos de “Destripando la Historia” cuentan muy bien que todo empieza con Loki, el dios del engaño, y sus tres hijos. Loki, en un acto bastante discutible, agarra una flecha de muérdago y mata a un tal Balder, que era un tío muy buena gente y al que todos querían. Esto no sienta demasiado bien allá por Asgard y, como castigo, encadenan a Loki. Él, por supuesto, no estaba muy conforme con esta decisión.
Después de tres inviernos sin verano y de que el sol y la luna desaparezcan porque los lobos Sköll y Hati se los zampen, se desatan miles de terremotos colosales. En estos terremotos Loki se soltará de sus cadenas. Muy cabreado, junta a todos los gigantes y declara la guerra a los dioses vikingos. Y, spoiler: todos mueren. El gigante de fuego Surt prende todo el universo en llamas, y la tierra se hunde en el mar.
Lo que pasa con el ragnarok es que es una cosa cíclica y un poco poética. ¿Todo el universo prendido? De las cenizas surgirá una nueva versión y mejorada del mundo. La tierra se regenerará con campos de cereales que crecen en todas partes. Los Dioses supervivientes tendrán tiempo para admirar el ajedrez. Específicamente el ajedrez, ojo, que lo dice así el poema del Ragnarok. Después de todo, en esta versión del mundo, la maldad y la miseria no existirán más, y tanto dioses como humanos vivirán juntos en paz y armonía. El perfecto borrón y cuenta nueva.
Lo cierto es que, cuando pensamos en el fin de los tiempos, solemos pensar en el apocalipsis. El apocalipsis cristiano, descrito según San Juan, es el libro más simbólico y difícil de entender. Que si primero Jesús abre un libro que sólo él puede abrir y se desatan siete sellos que siembran desgracias sobre la tierra. Que si luego siete trompetas celestiales suenan para señalizar como la ira divina provoca otras siete desgracias más. Y que si luego hay siete copas más, castigando a los infieles que aún no se hayan arrepentido.
El número 7, considerado el número perfecto, se repite como una constante representando el castigo perfecto. El 777, vaya. Curiosamente, el famoso seis seis seis, el número de la bestia, se menciona solo una vez en todo el libro del apocalipsis. La interpretación más extendida es que representa la imperfección máxima de “la bestia”.
El resumen del libro es que, después de muchas penurias y guerras, se triunfa sobre el mal, y se destruyen las ciudades sostenidas mediante corrupción. De esta forma, los cuatro jinetes del apocalipsis son desterrados. Así se acaba con las guerras, el hambre, las plagas y la muerte. El libro concluye con un nuevo comienzo en el que Dios estará en todas partes y el mal ya no será un problema. Ni siquiera el apocalipsis acaba con todo.
Por cierto, el Apocalipsis se escribió durante las matanzas indiscriminadas de cristianos que llevaban a cabo los romanos. Todo el libro se puede entender como un relato de Jesús volviendo al mundo a salvar a los suyos y de paso ajustar cuentas con los enemigos de Dios, haciéndoles pagar por sus pecados y dándoles matarile. Aunque también se puede entender como una crítica encubierta de un judío seguidor de Jesús, que arremente contra los primeros cristianos gentiles.
Sea como sea, al final, Jesucristo desencadena el apocalipsis, los malos mueren y se salvan los buenos. Y como es castigo divino, pues no pillará a justos, sólo pecadores.
Ciencia
Bueno, basta de mitología. Hablemos un poco del fin del universo según la ciencia.
En la actualidad, la comunidad científica se debate entre tres posibles escenarios para el destino del universo. Todos ellos relacionados con el Big Bang. Si el Big Bang fue el crecimiento y expansión del universo, los escenarios son: que se siga expandiendo para siempre, que en algún momento deje de expandirse o que comience a contraerse.
Para predecir este futuro, es necesario considerar dos propiedades fundamentales del universo: la cantidad de materia que contiene y su forma. Sin embargo, es aquí dónde está el problema: después de décadas de investigación y múltiples teorías, seguimos dándole vueltas a estos dos aspectos.
Comencemos describiendo el problema de la materia. Cuando hablamos de materia, nos referimos a planetas, estrellas, galaxias e incluso agujeros negros. Pero si sumamos la cantidad de materia observable en el universo… Algo no cuadra, y es que no se corresponde con la cantidad de materia que provoca ciertas corrientes gravitatorias. Dicho de otra forma, hay más gravedad de la que debería si tenemos en cuenta sólo la materia visible. Aquí aparece en escena el misterio de la “materia oscura”. Por oscura se refiere a materia que la comunidad científica sabe que está ahí, pero no pueden interactuar con ella. Ni verla ni oírla. Nada.
La consecuencia de esta incógnita es que debe haber más materia de la que somos capaces de medir. Sin embargo, el verdadero desafío es que no sabemos ni por dónde empezar a buscar el origen de la materia oscura. Y más importante, somos incapaces de determinar si se está creando, destruyendo o simplemente se mantiene ahí sin hacer nada. Es este desconocimiento sobre la variación de la cantidad de materia en el universo el que impide predecir cuál es el camino que explica su expansión.
Pasemos ahora al siguiente problema: la forma que tiene el universo. Básicamente, nos referimos a si el universo es plano o no. Aunque tenemos un episodio completo dedicado sólo a este tema, vamos a hacer un resumen. Imagina que el universo es un paquete de unos 20 folios. Este paquete representa todo el universo, con su ancho, su alto y su profundo. Por defecto el universo es plano. Sin ningún tipo de arruga o doblez. Pero también podrías doblar el universo para convertirlo en algo más interesante como una pelota de papel. También podrías enrollar los 20 folios dándole forma de cilindro. O, incluso podrías ponerte creativo y crear formas más exóticas, como una silla de montar. O una foca. Lo que tú quisieras, vaya.
Pues bien, si el universo fuera ese paquete de folios, desconocemos aún su forma. Es un número de folios infinitamente grande y nosotros tan pequeños en comparación que es difícil notar efecto alguno. Así que, las medidas se realizan en base a la cantidad de materia. Pero, de nuevo, como no sabemos cuánta materia hay en el universo, no podemos determinar si es plano como un papel, tiene forma de pelota o se asemeja más a una silla de montar. O a una foca.
La postura actual de la comunidad científica es que el universo es suficientemente plano para el 99% de este tipo de preguntas. Las últimas mediciones demuestran que el universo es plano hasta un grado de precisión asombroso, al menos dentro de lo que nuestros instrumentos son capaces de detectar. Pero, a lo largo de millones, billones, cuatrillones de años… quizás esa precisión no sea suficiente.
Supongamos que el universo es efectivamente plano. En este escenario hay dos caminos posibles. Si hay suficiente materia como que el ritmo de expansión sea cero, el universo simplemente se apagará. Será como quedarse sin pilas. Las estrellas se acabarán apagando e implosionando, formando así agujeros negros o enanas blancas. Y el universo acabará congelado, en la completa oscuridad y con el resto de planetas y estrellas flotando en un vasto vacío.
En cambio, si no hay suficiente materia, un universo plano simplemente se expandiría tanto que terminaría rompiéndose el tejido espacio-tiempo. Es lo que se llama Big Rip. La manta que forma el universo se estiraría tanto que empezaría a rasgarse. Las galaxias y estrellas no sólo se alejarían unas de otras, sino que la materia que las formó también comenzaría a separarse. Primero en grandes bloques como si fueran ladrillos, luego en partículas como si fueran arena y, finalmente, se separarían los electrones de los protones hasta que todo se deshaga a nivel subatómico.
¿Y entre estos dos casos, cuál es el que nos va a ocurrir a nosotros? Pues ahí está el problema, que no lo tenemos claro. La velocidad de expansión del universo sigue siendo un misterio. Aquí entra en juego lo que se conoce como “guerra del 73 vs 67”. Es básicamente una disputa sobre el valor de la constante de Hubble que mide la velocidad de expansión del universo. Algunos estudios dicen que es de 73km por segundo por megapársec y otros sugieren que 67. Nuestra capacidad de medida es tan limitada y el ritmo de variación del universo es tan lento que resulta difícil llegar a una medida concreta.
Ahora, supongamos que nuestro universo no es plano. En su lugar, pongamos que tiene forma de silla de montar a caballo. ¿Qué pasaría ahora? Pues… lo cierto es que el destino de este universo no sería muy diferente al de un universo plano. Las opciones seguirían siendo las mismas: o el temido Big Rip o el sombrío Big Freeze (que viene a ser que todo se congela).
Sólo la tercera opción, el universo cerrado con forma de pelota de papel, podría llegar a tener un final distinto. En este caso, si no hay suficiente materia, ocurría un Big Freeze. Pero, si hubiese demasiada materia, la pelota se iría haciendo cada vez más y más pequeña. La fuerza de la gravedad haría que todo tendiese a juntarse, llegando a ocurrir lo que se denomina un Big Crunch. Hay científicos que defienden que en nuestro universo, el Big Bang sucedió después de un Big Crunch. No hay manera de comprobar si tienen razón o no, porque el Big Bang reseteó todo el universo a cero y, claro, aún seguimos sin saber si el universo es perfectamente plano, curvado, una pelota, una silla de montar o vete tú a saber qué.
Cierre
Para los que nacimos antes del 2010, seguro que recordáis que el final de la Tierra estaba previsto para diciembre de 2012. Como era el final del mundo y no del universo hemos preferido no mencionarlo. Aunque claro, lo estamos mencionando ahora…
En fin, que hoy damos las gracias a las abuelas, que no lo habíamos hecho todavía. Y muchas gracias a todos los que nos seguís y nos escucháis episodio a episodio.
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¡Nos vemos en el próximo episodio con más historietas del espacio!
¡Astro más ver!